Noviembre 15, 2021
Todos los que en algún momento se han sentado a escribir novelas con la secreta expectativa de que acabasen gustando a un gran público, siempre han anhelado saborear qué se siente al poder conectar con los lectores y que sus obras se muevan por el boca a boca de toda la vida. La inmensa mayoría de los escritores aficionados no lograrán jamás dar el salto al gran escenario, pero de cuando en cuando la justicia poética aparece para iluminar a algún escogido. Escogida en este caso. Hablamos de Neïra (1985), el seudónimo tras el que se ubica la escritora Andrea Longarela, la misma que saltó a la (merecida) fama con una novela autopublicada que se titula Amor se escribe con H y otras maneras de decirte que te quiero (Esencia, 2018). La escritora pucelana vuelve ahora a la carga con una nueva entrega romántica, protagonizada en esta ocasión por dos personajes (Violeta y Levi), que se conocen desde niños y que atesoran maneras opuestas de visualizar sus futuros: él sueña con crear un hogar… y ella, con escapar del suyo. Una vez más, Longarela vuelve a utilizar todo el poso que maneja de lo aprendido durante su licenciatura de Psicología en Salamanca y se vuelca en historias donde su público, cada vez más fiel y numeroso, se ve reflejado. Sobre su propio estilo ha señalado: «Soy una autora totalmente de brújula. No sé trabajar de otra manera. Sí es cierto que con algunos proyectos he tenido que desarrollar algunas partes de la trama antes de ponerme con ella u organizar ciertas ideas, pero solo de manera superficial. Mi método de trabajo consiste en dejarme llevar, y es la propia historia y sus personajes los que me guían». No hay dudas de que es una autora con estrella.